15/04/2019
Ciertamente, todo el mundo tiene la sensación de que en política aprovechar los escenarios, los que no son tuyos pero que conforman parte de una probabilidad electoral, conviene tenerlos en cuenta.
Una foto tiene mayor lectura que una buena crónica y eso es algo que la ciudadanía advierte como un estímulo del poder, la posibilidad de sacar tajada y si puede ser rédito de una situación a la que simplemente con presentarte y sonreír al objetivo puede darte algunos puntillos sobre el adversario, ya sea el más directo o el que no tiene ni la posibilidad de hacerte sombra.
Ahora bien, lo del
Cristo de la Buena Muerte de Málaga y la decisión de sus cofrades me deja un poco perplejo, no ya por lo explicado, es decir, que entiendo que esas situaciones suelen politizarse, como ocurre con el fútbol o la presentación de un libro (si no pones remedio),sino porque
la convergencia de la campaña electoral con la Semana Santa parece que pone énfasis en lo político o lo religioso según sea el interés, vete tú a saber, pero lo que es indudable es que en muchos casos, ambas cosas, insisto, confluyen en un mismo individuo, es decir no puedes desligarte de tus ideales políticos y de la fe a un Cristo X.
Si a priori, promovemos la libertad y no deseamos crear una hipotética manipulación entorno a un acontecimiento destacado, lo lógico será que cada cual decida qué actitud debe tener frente a éste y no que se le invite a no presentarse porque damos por hecho que primará el aspecto no deseado.
A ver, si soy famoso, pongamos Tom Cruise y voy a ver el Sevilla-Betis de este fin de semana pasado y la cámara me pilla sentado con mi mujer disfrutando del espectáculo: ¿qué es más relevante el aspecto deportivo o la película que vengo a promocionar a España?. ¿Acaso me puse yo delante del objetivo?.
En fin, esto de que una hermandad invite a no asistir a la derecha de este país (no hablo de ideologías o inclinaciones políticas solo ratifico la noticia) al evento en cuestión por aquello de que prevalezca el espíritu religioso es comprensible pero creo que
la invitación no procede ya que ese evento es público y cualquier ciudadano puede asistir manteniendo el decoro adecuado. Otra cosa bien diferente sería que Tom Cruise sacara una estelada en pleno Pizjuán… menudo chorro de risas y ni te cuento ya los rotativos cómo calentarían o cómo desde el Parlamento catalán aprovecharían la noticia, el desparpajo del actor en mostrarse tan abanderado como Piqué.
Quiero decir, aparte bromas, que
la libertad exige el respeto de las normas y que nadie es quién para casi “prohibir públicamente” a modo de invitación perturbadora, comprometedora, la presencia o no a un acto público, social, abierto a las gentes, con independencia de su condición, raza, sexo, ideología…
¿O invitamos a Cruise y dejamos fuera a de Niro?
Está bien que defendamos nuestros intereses y que nos hagamos fuertes en pro de lo que creemos más sensato pero hay un límite y un cierto tufillo en todo esto.
Quizás por eso me gusta más
el cine y el fútbol y dejo que mi alma se encargue del resto.