23/08/2021
Es siempre la pregunta objeto de desamparo pero también de desnudez y búsqueda. Quien pregunta ha de estar en reposo, retirado y alejado de cualquier tipo de estridencia para oÃr libremente con el corazón ancho. Probablemente en ese estado necesario se evidencia el clamor de la
poesÃa y en sus susurros se alimenta la fe por proseguir, lentamente como se construye lo sagrado.
José Mateos pregunta, se aparta de lo banal y superfluo para arrimarse a las costas de la verdad.
Es el silencio, palabras que enumeran el ciclo de un poeta que advierte la vida en soledad, ese amor profundo que renace y que no pierde comba a pesar de los desafÃos del mundo moderno.
Desde su ermita contempla ocasos, tardes que fueron la vida y que no reconoce en su piel, ese extraño al que inexorablemente nos conduce el tiempo. Lo vivido, niebla y presente, memoria aturdida por irrecuperables pérdidas, la madre que es paño de lágrimas, incombustible grito, el padre que se fue y aún disiente de los vergeles del pensamiento.
Meditación en ascenso. Donde la tierra calla emergen siempre palabras de reencuentro, noche y luz, contraposiciones, la naturaleza en su laborioso equilibrio, la Historia raÃda y elocuente y ese Dios oculto al que toda ilusión aferra la impronta disuasoria de un probable engaño o sólo la fe con mayúsculas ahondando en cada raÃz y en cada surco, en cada hilo de resucitada belleza.
No es
José Mateos poeta de firmes afirmaciones sino de elecciones meditadas en el discurso de la duda.
Atiende a lo que ama y lo mima, abarca las fuentes del olvido, rememora y extrae de cada enseñanza una posible apertura, nos abre puertas hacia una verdad más insondable.
Porque no somos lo que parecemos ser, de tanta vida nos nutrimos como de su evidente fugacidad. No es lo que acaba o lo que empieza, es la
respuesta al ser y en el escrutinio de nuestra existencia volvernos a ver más limpios, sin equipaje necesario y libres de razones.
Si la partida ha de llegar que sea liberados de todo lastre en armonÃa con nuestro ser, renaciendo.
Foto: Vanesa Lobo