LA MIRADA DEL NEGRO
#actualidad #racismo #Vinicius
24/05/2023
Es lógico que la percepción que tiene Vinicius de España sea la de un paÃs racista. Es lógico, digo, porque cuando vas de estadio en estadio y la gente, bien dentro o en las inmediaciones te profieren insultos racistas, constatas el hecho y esa mirada, la del racismo, la de ese chico negro, no creo que tenga discusión alguna. Todo depende del foco con que tú lo veas pero si te pones en la piel de ese joven, si tienes la suficiente empatÃa, reconocerás conmigo que, bajo esa mirada, es indiscutible que España sea un paÃs racista. Aunque no lo sea.
Por supuesto que hay racismo en el fútbol y en este paÃs pero, claro, esto es el cántico y el extracto de una minorÃa. En los estadios de fútbol la gente cree tener el derecho de insultar a diestro y siniestro , ya sea a jugadores, árbitros, al presidente de un club o al utillero, si cabe.
¿De verdad a alguien le extraña o pone en duda que en esa caldera de emociones, a menudo descontrolada, se insulta y se degrada al prójimo con alevosÃa y premeditación, con intención clara y vehemente, con la tranquilidad pasmosa de quien se sabe rodeado de otros de su mismo par y con el cobijo que la multitud garantiza para el anonimato?
¿Tendremos que echar un vistazo al campo de nuestros hijos?
¿O no has ido nunca a una grada donde un padre o una madre han puesto a parir al árbitro o a un jugador de apenas doce años, sÃ, sÃ, doce años, que ese dÃa está inspirado con el equipo rival? Y el niño no es negro, es un menor.
¿Queremos mentirnos en nuestra propia cara y ahora, de repente, hacer de este tipo de conductas, sucesos extraordinarios? Por desgracia no es asÃ.
Esa minorÃa existe y de nada nos sirve sentir vergüenza ajena o permanecer indolentes ante estos nauseabundos comportamientos. Hay que erradicar toda acción que denigra al prójimo y lo somete, en este caso, por el color de la piel, a un juguete mundano, caprichoso y arbitrario del desfogue, la propia inmundicia, la falta de respeto y valor a las libertades, a estos bárbaros, seres despreciables que no solo atentan contra el individuo sino con lo que, a priori, debe representar una sociedad justa en pro de los derechos humanos.
Pero vamos que esto se acaba de hoy para mañana, si se quiere, y el bueno de Vinicius no tiene por qué plantearse irse a la liga británica ni los medios tienen que realizar su show telebasura, sacar de contexto, desviar la atención a lo que es una evidencia a ojos llenos.
He oÃdo opiniones y salidas de tono, aseveraciones sobre lo ocurrido que realmente me asquean y me hacen pensar en la deriva de ciertos pilares sociales esenciales, de cómo las redes suscitan esos mensajes de odio y segregación, de la importancia de los medios de comunicación en una sociedad cada vez más polarizada, en reivindicar la verdad y la objetividad desde el diálogo y el entendimiento, nunca desde el sarcasmo, la banalización o tergiversando la realidad.
Los medios de comunicación tienen una responsabilidad ilimitada en este sentido y deberÃan de reflexionar sobre ello.
Lo demás corresponde al Estado, a la liga, a las fuerzas de seguridad, al ordenamiento jurÃdico si se quiere pero, no se puede tolerar bajo ningún pretexto estas actitudes racistas y xenófobas que eclipsan la condición humana.
Antes que nada somos humanos y todos tenemos piel.
El color de la piel no debe llevarnos a ninguna guerra.
En pleno siglo XXI esta debacle de la razón no debe remitirnos a la indiferencia, a la inacción.
El hombre es más bello en su diversidad porque la Naturaleza lo es, aunque él se aparte constantemente de ella.
Habrá quien se sienta mejor en el rechazo y en la ambigüedad de aceptar lo que es innegociable.
España no es un paÃs racista ni tienen que venir los farsantes e hipócritas a darnos lecciones de moral y justicia. Aquà hay muchos que buscan esa luz mediática para posicionarse y sacar tajada del asunto. Más vale que se miren a sà mismos.
Seamos testigos de nuestra historia y contemplemos la barbarie y el desastre que sentimientos e ideologÃas de este tipo han provocado en la raza humana.
No se hable más y actuemos pero no sólo cuando esto recaiga en un personaje público como Vinicius, un jugador que despunta en la galaxia futbolÃstica en un club grande como el Real Madrid.
Miremos al niño que sufre bullying por obesidad, por ejemplo, al inmigrante que dicen es causa de todas nuestras afecciones, a nuestro propio totalitarismo interno, ese de las cuatro paredes, el que calla y salta al periódico con una nueva vÃctima....
Todas son formas de violencia, cada una en su ámbito, pero violencia al fin y al cabo que tiene como simiente común establecer un orden superior, unas normas rancias que permitan a algunos elevarse frente al miedo o la debilidad del otro, degollar el derecho a ser del otro, esa conquista que es la diversidad, el buen juicio, una sociedad más justa y solidaria.
Consentir esta depravación del ser humano, no poner lÃmites, mirar hacia otra parte, esconderse en ese par o en un "nick", fermentar esta miseria, no nos permitirá igualarnos, tener una correspondencia activa y ética con el mundo que nos rodea.
El racismo es una forma de violencia y es comprensible que la mirada del negro sea ésa, la España racista. Aunque no lo sea.
Está en nuestra manos cambiarlo, en el metro cuadrado de nuestra distancia, en esa losa y en cada grada, en cada denuncia con efecto inmediato, en la condena pública, en cualquier ámbito.
El mayor enemigo del racismo es esa piel que aún cree que puede avasallar al otro con nuestro consentimiento.