HOMELAND, LA ÉPICA RESISTENCIA DE CARRIE
#cine #series #crÃtica
05/03/2019
Aunque hasta ahora mi serie favorita ( y he visto muchas) es Breaking Bad, ya sabéis la historia de ese profesor de quÃmica, inteligente e introvertido que se convierte en uno de los capos más originales de la metanfetamina, Homeland es una serie realmente recomendable.
No se trata de la tÃpica historia sobre buenos y malos ( en este caso yihadistas, americanos o rusos) sino de la vertiente de cada uno de sus personajes entorno a los cuales se generan múltiples sentimientos creando giros insospechados y manteniendo al espectador en una situación de perpetua incertidumbre.
En cualquier serie cada personaje tiene su peso especÃfico y, sin duda, al principio la relación entre Carrie y Brody se convierten en el principal aliciente de la serie. El análisis de los personajes, sus confrontaciones, sus fantasmas y ese sentimiento de épica que los conduce generan una historia tras la historia, otra historia inimaginable que sortea cartas en nuestra cabeza como tratando de adivinar la próxima jugada.
Carrie, soltera y entregada a un trabajo que reventarÃa los tests psicotécnicos de cualquier academia o institución (mucho más si se trata de la CIA) es un personaje pertinaz, capaz de traspasar la frontera de un mundo invisible si en ello algo de luz halla en su sospecha.
Débil en su concepción fisiológica, la bipolaridad es su peor enemigo.
Cuando tus emociones lindan lo oscuro, cuando no controlas tu adversidad hecha veneno en tu sangre, cuando se licúan los conceptos del bien y del mal en un torbellino incesante que te ciega, todo parece irremediablemente conducirte al caos.
Ese caos, el de Carrie, a pesar del dolor también forma parte de su dicha, de una especie de don que la hace más lúcida en situaciones realmente lÃmites.
Al margen de conspiraciones y traiciones y del revuelo de giros insospechados que los guionistas consiguen realzar dando continuidad a siete temporadas, Carrie es una heroÃna que refleja la entrega absoluta hacia su fe, incluso tras la trastienda de madre o progenitora.
Casi fue un accidente lo que Brody le dejó tras aquella dramática relación que terminó balanceándose ante sus ojos.
Pero al igual que los personajes son importantes, mantener una serie tan larga exigÃa, muerto uno de sus principales personajes (Brody), un cambio de escenario que propiciara nuevas aventuras, un nuevo argumento existencial que calara en otros personajes, también relevantes y que acompañara el sino de su principal protagonista: la "desquiciada" Carrie Mathison.
Peter Quinn llega para dar un soplo de vida a una serie que empezaba a desgastarse e incluso, aburrir un poco, entrando en los tópicos habituales ( ya sabes cuando el gris deja de ser el color sustancial que une las vivencias humanas).
El escenario cambia.
Pasamos de EEUU a Irak y a ese Saúl siempre cabal que parece dominar la partida desde la distancia, una especie de celador nocturno con amplias correspondencias diurnas a quién difÃcilmente el detalle o el error pudiera enjuiciarle.
Al menos en lo que al espectador se refiere.
Ese punto de abstracción, más allá de la sagacidad, la valentÃa y el desprecio a la vida que Quinn asesina metódicamente, da ese contrapeso ante lo que aparentemente no se ve y quién profesa una religión clara con lo que hace.
Homeland es una serie brillante que vaticina la muerte de los héroes pero que entra en sus miserias y desdichas desnudandolos en un paisaje de perpetuo dolor.
Amor y tragedia, el deber de ser a nosotros mismos y combatir nuestros fantasmas y miedos a toda costa.
Aún no he terminado de ver esta séptima temporada y, sin conocer su final, (probablemente abierto a nuevos capÃtulos) me agrada la intriga y sus posibles desenlaces pero, sobre todo, no dejo de pensar en Carrie y en su épica resistencia.